Las aguas saborizadas son una opción muy recomendable para completar esos dos litros de líquidos diarios recomendados sin aburrirnos. Es importante dejarlas macerar para conseguir una concentración de sabor adecuada.
Sobretodo son opciones saludables, en comparación con los refrescos de toda la vida.sa Los refrescos comerciales tienen una contribución negativa en nuestra salud, bien sean azucarados o edulcorados. Ya lo siento… pero los edulcorados, “zero”, “sin azucares” o “light” tampoco son mano de sano, y es que, el hecho de que un refresco no aporte energía (el famoso, “sin calorías”), no significa que sea inocuo para nuestro cuerpo, al contrario. Este tipo de bebidas sin calorías, hacen bulling al azúcar en la lista de ingredientes, pero obviamente, deben mantener su sabor adictivo para que el consumidor siga siéndolo, por lo que le otorgan el poder a los edulcorantes. Edulcorantes variopintos, solos o combinados entre sí, que terminan creando un coctel molotov para nuestra flora intestinal. Sí, esa gran olvidada que día a día cobra más importancia en el ámbito de la investigación científica y a la que se la empieza a considerar como “el segundo cerebro”. Ya lo decían nuestros antepasados, “la salud empieza y termina en el intestino”.
Sin dudas, el agua es lo mejor que podemos elegir para saciar la sed y además para hidratar a nuestro organismo. Sin embargo, no a todos les gusta beberla en cantidad o fuera de las comidas. Actualmente se ha puesto de moda consumir en restaurantes, bares y gimnasios las “aguas saborizadas”, que compiten con los refrescos y gaseosas por ser una alternativa bajas calorías o sin gas.
Casi todas las marcas de aguas saborizadas que se venden en el mercado tienen agua y el agregado de uno o varios saborizantes químicos. Sin embargo, el término de “agua saborizada” es antiguo. La fórmula general de ellas es: frutas (o verduras, hierbas, especias), , agua fría (o con hielo).
Estas preparaciones “admiten” una gran cantidad de ingredientes y variables diferentes, según los gustos de cada uno o lo que tengamos disponible en casa. La imaginación nos ayudará a disfrutar de estas aguas saborizadas en cuestión de minutos.
Tanto las verduras como las frutas deben cortarse bien finas (en láminas)para dar una superficie de exposición al agua y a la vez que puedan largar sus zumos para saborizar la bebida. La maceración en varios casos es de 12 horas, por lo que se puede preparar a la noche y dejar en el refrigerador para beber desde la mañana.
1. La base debe ser el agua natural o el agua con gas, en función del efecto que queramos conseguir sobre el refresco.
2. Fruta y hortalizas locales y de temporada: Cualquier fruta rica en agua son el complemento directo y perfecto para los refrescos.
3. Hielos: Las opciones a la hora de crear hielos saborizantes son ilimiatadas. Añádelos tal cual o pícalos si quieres una textura tipo granizado.
4. Complementos: Aguas saborizantes como el agua de coco o un chorrito de alguna bebida vegetal; hierbas frescas como menta, hierbabuena, romero, albahaca… además de aportar sabor, incrementan la sensación de frescor al refresco. Para esto, raíces como jengibre vienen bien; hierbas secas, tés, rooibos… siempre aportarán sabor al refresco. Por último, si eres de los más golosos, añade un toque de dulzor a partir de endulzantes naturales como canela, dátiles, cacao puro o vainilla.
Elaboración en caliente: Se trata de infusionar los ingredientes en agua caliente, para extraer mayor sabor y después atemperar y refrigerar como si fuese elaborado en frío. Por ejemplo, sería el caso de las infusiones de las especias o raíces como el jengibre. Recuerda que es importante atemperar y refrigerar para poder disfrutar del refresco bien frío.
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